Enero, 2021 | Columna de opinión | Marta Escudero
Fuente: https://www.laiguana.tv/
Luego de un año entero en pandemia se vino el año nuevo y seguimos aquí. Cada vez se ha ido haciendo más difícil la situación en todos los ámbitos: fiestas clandestinas, matrimonios con mayor cantidad de invitados de los que pueden haber, pérdida de trabajos. La gente ya está cansada de aguantarlo, no nacimos para estar encerrados, ni tampoco nos prepararon para una crisis de estas magnitudes, pero si no se ponen límites, ¿se acabará pronto esto?
En Chile actualmente son 673.750 los contagiados y de ese total, 25.008 pacientes se encuentran en etapa activa, según el Ministerio de Salud. Dentro de estos, muchos contagios han sido traspasados en reuniones o en fiestas clandestinas. Esto es una problemática, ya que muchas de estas personas luego se juntan con sus familias y contagian a más gente de la que se pueda pensar, ya que el covid-19 es un virus silencioso al principio, pero con gran capacidad de contagio, como ya hemos escuchado en todos lados. Asimismo, entre esas personas se pueden encontrar pacientes de riesgo, como los adultos mayores, gente con problemas pulmonares, cáncer, sistema inmunológico debilitado, enfermedades cardíacas, diabetes y obesidad. Ahí es cuando la situación empeora aún más.
Uno de los casos más actuales y difundidos fue en la comuna de Pudahuel, en donde 300 personas se encontraban en una fiesta en Espacio Broadway, sin ninguna medida de protección, e incluso había personas con grande influencia en las redes sociales, como Lucien Nicolet Zaror e Ignacia Michelson, según Tele13, lo que hace que muchas veces estas tengan influencia en sus seguidores, los cuales crean que ese comportamiento es normal y lo puedan imitar.
Muchos centros de salud ya no dan abasto, pero estas situaciones siguen ocurriendo, incluso en el presente año. Un caso demasiado conocido y popularizado en redes sociales fue el de Cachagua, en donde más de 20 personas se reunieron en una fiesta clandestina, sin pensar en las consecuencias que esto acarrearía. Las cifras fueron sumando luego de ese encuentro a tal punto que los contagiados en la comuna de Zapallar subieron un 833%, luego de esa “misa”, como fue llamada por los asistentes, según En la Hora.
En la misma línea ¿no parece ridículo celebrarle el cumpleaños a un gato con muchos invitados y en esta situación? Creo que eso lo dice todo.
Por otra parte, las cuarentenas nuevamente volvieron luego de las fiestas de año nuevo de este 2021, e incluso, superando el número de comunas que han estado en cuarentena en conjunto desde el inicio del virus, con 42 en fase 1, entre estas: Valdivia, Angol, Arauco, Cañete, Coronel, Curanilahue, Curicó, Hualpén, Iquique, La Unión, Los Ángeles, Los Lagos, Mejillones, Osorno, Puerto Montt, Puerto Varas, Quellón, Renaico, etc., según La Tercera.
Sin embargo, este es un círculo, en donde hay personas que no siguen las medidas de prevención y producen más contagios para luego ir a cuarentena y hacer lo mismo una y otra vez. Esto provoca que la situación no disminuya y siga aumentando, también, reflejándose en otras consecuencias como la permanencia de la cesantía, las clases online, entre otras, las cuales perjudican a otras personas que sí cumplen las restricciones.
Frente a esta problemática el gobierno ha tomado medidas ineficientes. Ejemplo de esto es que mientras se está en cuarentena en las comunas, se pueden sacar permisos de vacaciones para, hasta incluso, viajar del país, lo cual puede involucrar a más personas dentro de los infectados. ¡Claramente hay un manejo economistas de la situación!
Por otro lado, los ricos están resguardados en sus hogares y tienen para comer, mientras los pobres están hacinados en las poblaciones, además, tienen que ir a trabajar todos los días y hacinarse nuevamente en los medios de transporte, arriesgando su vida cada día y la de sus familiares por contagiarse el virus. Por otra parte, también están los pobres sin trabajos, cayeron en la cesantía producto de esta pandemia, y muchos no tienen una ayuda económica del Estado. ¡Y ni hablar de las condiciones que tienen las personas en los campamentos, donde no hay ni siquiera agua!
No es un tema desconocido el de la desigualdad en Chile, pero ¡no puede ser que las medidas de protección no estén favoreciendo a todos los ciudadanos! Un buen gobierno tiene que tomar prevenciones más seguras para todas y todos los chilenos, no solo para los mismos de siempre ¡tienen el poder para hacerlo! Si no lo hacen es porque tienen un sentido del bien común nulo o nefasto.
No nos queda otra que velar con nuestra propia voluntad por nuestros familiares y cercanos para no contagiarnos ni propagar el covid-19.
Si tenemos la posibilidad de salvar la vida de un ser querido con medidas tan simples como usar una mascarilla, ¿por qué no lo hacemos? Dejemos de pensar que "le ponemos color".
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